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© Gabriele Vitella

Un blog que quiere ser un café con las Musas.

Sin el Arte no podríamos estar vivos.


 
  15 de noviembre de 2025

 
  Un réquiem de luz  
 

 

Hay partituras que se graban en la mente desde la primera escucha. No por un golpe de efecto ni por un gesto teatral: sucede porque revelan una coherencia interior, una lógica secreta en la que forma, palabra y sonido encuentran una unidad inmediata. La Misa de Difuntos para las honras de Luis I de José de Torres pertenece a esta categoría rara. Es una música que se presenta ante el oyente sin forzamientos, con una naturalidad que sorprende por su mesura y exactitud: ningún exceso, ninguna retórica superflua, ninguna complacencia. Solo el rigor sobrio de una tradición litúrgica que conoce la gravedad del acto para el que ha sido escrita.
El marco histórico es esencial.
Luis I de España, primer Borbón nacido en territorio ibérico, reinó pocos meses en 1724 antes de morir a los diecisiete años. Las exequias de Estado, celebradas en la Real Capilla de Madrid, exigieron una liturgia completa, solemne, en la que se reflejaban tanto la continuidad de la tradición española como las exigencias ceremoniales de la nueva dinastía.
La grabación publicada por Château de Versailles Spectacles reconstruye con rigor esta arquitectura: se abre con la Sinfonía en sol menor de José de Nebra en el arreglo orquestal realizado por Alberto Miguélez Rouco, prosigue con la Misa de Torres en sus secciones canónicas — Introitus, Kyrie, Sequentia, Offertorium, Sanctus, Agnus Dei, Communio — integradas con los versos de órgano de tradición madrileña, y concluye con la Prosa de Difuntos a 8 de Francisco Corselli, que completa el recorrido litúrgico con su secuencia, desde el Dies irae hasta el Pie Jesu.
De este modo nace un arco unitario, coherente, que refleja la estructura de una celebración fúnebre real sin concesiones modernizadoras ni reconstrucciones arbitrarias.

La dirección de Alberto Miguélez Rouco resulta ejemplar por su claridad. Nada se empuja más allá de lo que exige la propia escritura: los tempi se mantienen disciplinados, la palabra latina conserva una articulación natural y la relación entre voces e instrumentos se mide con una atención constante. El conjunto Los Elementos se adhiere al proyecto con una sobriedad admirable: el continuo es firme sin llegar nunca a estorbar, las líneas instrumentales emergen con nitidez pero sin colorido superfluo, y la densidad contrapuntística se trata con transparencia.
El coro — el Chœur de l’Opéra Royal — y las jóvenes voces de las Pages del Centre de Musique Baroque de Versailles contribuyen a definir un sonido compacto, controlado, desprovisto de monumentalismos fuera de lugar. Todo se orienta hacia una idea de equilibrio que deja hablar a la forma, no al gesto interpretativo.
Los versos de órgano de Nebra desempeñan su función estructural con sobriedad: no son concesiones virtuosísticas, sino verdaderos puntos de inflexión que marcan el tiempo ritual y dan respiro al conjunto, separando y uniendo al mismo tiempo las grandes secciones de la Misa.

El grupo vocal solista — Emmanuelle de Negri, Judit Subirana, Jacob Lawrence, Lisandro Abadie, con la participación del propio Rouco — se integra en este marco con naturalidad.
De Negri ofrece una línea tersa y luminosa, perfectamente controlada en las emisiones agudas e impecable en la dicción, tanto en el Introitus como en los momentos más expuestos del Kyrie.
Subirana aporta un timbre denso y cálido, con un fraseo regular y un control del aire que da solidez a los pasajes más centrales de la Sequentia.
Lawrence mantiene una emisión recta, sobria, que se presta bien a los juegos imitativos y a la claridad del diseño polifónico.
Abadie confiere profundidad sin cargar nunca la tesitura, ofreciendo un fundamento estable que contribuye a la mesura de todo el conjunto.
Cuando Rouco interviene como voz, lo hace con la misma discreción con la que dirige: se inserta en la trama sin buscar jamás una prominencia artificial, confirmando la idea de un enfoque colectivo y no centrado en la figura del director-solista.
El trabajo del coro se hace particularmente evidente en el tratamiento de las dinámicas: los episodios más tensos, como el Rex tremendae o el Liber scriptus, evitan cualquier tentación de dramatización y se mantienen en una perspectiva litúrgica, como si el sonido naciera de una exigencia funcional y no interpretativa.

La Prosa de Difuntos a 8 de Francisco Corselli, con su sucesión de episodios breves y contrastados, encuentra aquí una lectura de gran lucidez. En los pasajes imitativos cada línea resulta reconocible sin aislarse, mientras que en las secciones más homorrítmicas emerge un sentido de gravedad nunca ostentoso. El Lacrimosa mantiene una compostura que evita el sentimentalismo, y el Pie Jesu final cierra todo el recorrido con una calma límpida, desprovista de cualquier búsqueda de efecto. Es un momento de suspensión que no relaja la tensión, sino que la devuelve a su dimensión esencial.

Esta grabación no busca atajos ni construye una versión “moderna” de la liturgia: se limita a hacer resonar, con disciplina e inteligencia, la música tal y como la concibió la función ritual. Es un trabajo que aspira a la verdad interna de la partitura, respetando la estructura, la mesura y la sobriedad que exigen Torres, Nebra y Corselli. Rouco guía al oyente dentro de un orden sonoro nítido, sin superponer retórica, sin deformar, sin amplificar lo que no necesita ser amplificado. De ello nace un documento de gran valor, que restituye con dignidad, equilibrio y una luz disciplinada un repertorio aún poco frecuentado y que permanece en la memoria sin necesidad de imponerse por encima de la forma.
Una grabación que no intenta imponerse: basta escucharla para que quede, precisamente, grabada.

 

 
 
Gabriele Vitella
 
 



Detalles de la grabación:

JOSÉ DE TORRES — MISA DE DIFUNTOS PARA LAS HONRAS DE LUIS I, REY DE ESPAÑA


Emmanuelle de Negri (s), Judit Subirana (ms), Jacob Lawrence (t), Lisandro Abadie (b); Chœur de l’Opéra Royal, Les Pages du Centre de Musique Baroque de Versailles; Los Elementos; Alberto Miguélez Rouco, director.

Château de Versailles Spectacles — CVS158 · 14 de noviembre de 2025

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